Vata es el principio del aire y el éter. Es la dosha más fuerte de las tres energías biológicas. Proporciona espacio para todas las demás funciones de la vida y está detrás de todos los movimientos del cuerpo humano.
Vata se manifiesta a través de las funciones psicosomáticas del organismo, la circulación sanguínea, el sistema linfático, el sistema nervioso y las vías respiratorias. Las principales áreas de esta dosha en el cuerpo humano son: el intestino grueso, la cavidad pélvica y abdominal, los muslos, los huesos, la cabeza, las orejas y todos los demás orificios corporales, junto con los sentidos del tacto y el oído. Cuando este dosha se ve alterado, la persona pierde la sensación de entusiasmo, frescura, felicidad, alegría y energía creativa. A continuación, aumentan los sentimientos de ansiedad, miedo, nerviosismo, indecisión, inseguridad, tristeza y depresión. Se produce una mayor percepción del dolor, aparece rigidez, crujidos en las articulaciones, calambres o temblores generales. Si el vata está demasiado desequilibrado, conduce a sentimientos de soledad, timidez, inseguridad y evitación del contacto social.
Características psicosomáticas del tipo Vata
Las personas con predominio del principio vata suelen ser delgadas, de baja estatura o altas y fibrosas. Sufren del frío y las heladas. Tienen una musculatura poco desarrollada, pecho plano, venas claramente visibles, piel seca, fría y sensible, y extremidades con insuficiente riego sanguíneo. Otros rasgos característicos son los ojos pequeños, el cabello seco con puntas abiertas y la propensión a la caspa. Son activos, enérgicos, ágiles, impulsivos y llenos de vida. Les gusta moverse y buscan constantemente alguna actividad. Disfrutan viajando y con cualquier cambio. Hablan rápido y gesticulan con las manos. Comprenden nuevas ideas con facilidad y rapidez. Son personas creativas y perceptivas, con buena intuición. La tolerancia, el coraje y la combatividad no son sus puntos fuertes. Tienden a la indecisión, la nerviosidad, los miedos, la ansiedad y los nervios. Pueden tener tendencia a la inestabilidad y a los trastornos psíquicos. Les falta confianza en sí mismos, por lo que a menudo no tienen una buena opinión de sí mismos. Se manifiestan en ellos una voluntad débil y una memoria a corto plazo. Son capaces de despertar en sí mismos un gran entusiasmo, que sin embargo pronto se desvanece. Son capaces de desarrollar un gran esfuerzo laboral, pero todo ello a costa de un exceso de tensión y de insomnio como consecuencia del exceso de trabajo. Les cuesta conciliar el sueño y tienen un sueño ligero e interrumpido. A menudo sufren alergias, que en su mayoría son de origen nervioso. Los síntomas típicos son estreñimiento y flatulencia, agotamiento mental, fatiga, insomnio, sensación de miedo y ansiedad, piel seca, circulación sanguínea debilitada, dolor de cabeza, artritis y reumatismo.
Manifestaciones tipológicas
Las personas de tipo vata son buenos profesores, programadores y trabajadores de los medios de comunicación. Tienen una habilidad natural para organizar y procesar datos de forma rápida y clara. Les gusta hacer las cosas lo más rápido posible y a menudo realizan varias actividades al mismo tiempo. Suelen ser eruditos y artistas dotados de ciertas habilidades psíquicas. Viven en su «propio mundo». Con este tipo de personas hay que tratar como a una flor: con delicadeza y sensibilidad.
Restablecimiento del equilibrio
El tipo vata necesita un buen entorno, tranquilidad y sensación de seguridad. Debe evitar el estrés mental y trabajar hasta altas horas de la noche, el frío y las heladas, los alimentos crudos y las bebidas frías. Es bueno limitar el trabajo con el ordenador, ver la televisión y el exceso de trabajo. Los deportes adecuados son el yoga, el tai chi, la gimnasia, el jogging, el ciclismo y el senderismo. Lo que ayuda a restablecer el equilibrio: el sol, el calor, la tranquilidad, el descanso suficiente, los masajes, la relajación regular y la aromaterapia, una dieta caliente, rica, ligeramente picante y oleosa.
Dieta adecuada para la constitución tipo Vata
Los sabores más adecuados para las personas de tipo vata son los dulces, seguidos de los salados y los ácidos. No se recomiendan los sabores amargos, demasiado picantes y astringentes. Es importante comer a intervalos regulares, sobre todo alimentos cocidos y calientes, preferiblemente en un entorno tranquilo y agradable. Lo más óptimo son los cereales cocidos con un poco de aceite: arroz, quinoa, trigo, avena. Las verduras cocidas, asadas o a la parrilla con aceite son otra buena opción: zanahorias, remolacha, calabaza, calabacín, pepino, cebolla, espárragos, alcachofas, batatas, judías verdes. También son adecuados las almendras, los anacardos, las avellanas, los pistachos, las nueces y los cocos, así como las semillas de sésamo y de girasol. La fruta purifica la energía vital, fortalece el sistema nervioso y aporta al organismo suavidad, armonía y la cantidad necesaria de líquidos: naranja, plátano, uva, pomelo, pera, manzana, melocotón, albaricoque, mango, piña, fresas, frambuesas, dátiles, higos. De las legumbres, solo son adecuadas las vainas verdes, las lentejas y el tofu. Los productos lácteos son buenos porque favorecen el elemento tierra: mantequilla, leche, yogur, requesón, nata, queso. Los huevos pueden ser un complemento adecuado. Es bueno endulzar con azúcar de caña, sirope de arce o miel. Una de las mejores y más eficaces sustancias para reducir el vata dosha acumulado es el aceite de sésamo. También se puede utilizar aceite de almendras, girasol u oliva. El uso moderado de determinadas especias es beneficioso: jengibre, cardamomo, canela, albahaca, clavo, hierba limón, cilantro, cúrcuma, menta, orégano, hinojo, comino y pimienta. Las bebidas más adecuadas son las aguas minerales, las infusiones de hierbas y los zumos de frutas.



