Cuando el sol de la mañana toca las cimas de la cordillera Mahabharata en Nepal, un mundo que parece haberse detenido en el tiempo comienza a despertar. En las alturas de las estribaciones del Himalaya, donde el aire es más puro que el cristal y cada respiración aporta una sensación de purificación física y mental, se desarrolla la historia cotidiana de la recolección de hierbas ayurvédicas.
Esta zona no es solo una ubicación geográfica en un mapa, sino una biblioteca viviente de la sabiduría tradicional ayurvédica, donde cada planta tiene su propia historia y un uso que se remonta a 5000 años atrás.
El ritmo de la vida en armonía con la naturaleza
Imagina un pueblo donde el tiempo no pasa según las manecillas del reloj, sino que fluye según los rayos del sol y las fases de la luna. Los habitantes locales siguen viviendo como en la antigüedad, en armonía con el ritmo de los ciclos naturales basados en la agricultura ecológica. La tranquila vida de un pueblo de montaña no cuenta con las comodidades técnicas del mundo moderno, y ahí es precisamente donde reside su mayor riqueza. Aquí la gente se conforma con lo que realmente necesita y, paradójicamente, tiene más que nosotros: tiempo, paz, aire limpio y, sobre todo, un profundo conocimiento de la naturaleza, que los rodea como una madre amorosa.
Peregrinos de montaña con tesoros de la naturaleza
Las personas que viven en zonas montañosas remotas también visitan regularmente las aldeas situadas en las estribaciones del Himalaya, llevando cosechas frescas de hierbas silvestres para venderlas y que sean procesadas posteriormente. Estos peregrinos de montaña son como puentes vivos entre el majestuoso reino de la naturaleza y el bullicioso mundo de los aldeanos. Su llegada es siempre un acontecimiento, ya que no solo traen hierbas, sino también historias de lugares que la gente común nunca llega a ver.
Como Mohan Bandhari y su familia, que viven en la región de Tulsipur, al oeste de Nepal, donde crecen un gran número de plantas importantes. Una de ellas, que Bandhari cosecha con respeto, es la adhatoda vasica, una hierba que tiene efectos excelentes y muy variados sobre la salud respiratoria. Sosteniéndola en sus manos, explica: «Esta planta es mi vieja amiga. La conozco desde mi infancia y ella me conoce a mí. Sé cuándo está lista para ser cosechada y cómo procesarla adecuadamente». Sus palabras reflejan la profunda relación entre los seres humanos y la naturaleza, algo que se está convirtiendo en una rareza en nuestro mundo moderno.
Jawahar Lal Sah: un auténtico experto en hierbas
Jawahar Lal Sah lleva cultivando hierbas y productos agrícolas desde los 13 años, cuando vivía en el pueblo de Barahathawa, en la región de Sarlahi, al sur de Nepal. Ahora vive en Katmandú, donde, en colaboración con el médico ayurvédico Dr. Kam Dev Jha y sus dos hijos, ha desarrollado gradualmente la producción artesanal de tés de hierbas ayurvédicos Everest Ayurveda.
Es un auténtico experto en la selección y evaluación de la calidad de las hierbas. Cuando se le observa trabajando, se puede ver cómo sus ojos y manos experimentados reconocen la calidad de cada planta a primera vista y al tacto. Un conocimiento profundo de las propiedades medicinales de cada una de sus partes es la base de la medicina ayurvédica, por lo que los verdaderos expertos en hierbas como Jawahar Lal son personas que siguen viviendo en estrecha proximidad con la naturaleza y saben dónde encontrar cada hierba y cuál es su calidad.
Jawahar Lal lleva muchos años trabajando con Bandhari. Se conocen bien y Bandhari le suministra hierbas de la mejor calidad. Para las mezclas ayurvédicas, Jawahar Lal también utiliza limoncillo, tulsi y menta de las fértiles llanuras de la frontera entre Nepal y la India, mientras que otras hierbas proceden de recolectores de la región de Dang, que tiene un clima casi tropical en el suroeste del país. Otra zona importante, Sankhu, se encuentra al noreste de Katmandú. La región de Sarlahi, en el sur
del país, así como los mercados locales de hierbas, son otra fuente de la rica variedad de hierbas que se utilizan para producir los tés ayurvédicos del Himalaya. Algunas de estas plantas también son cultivadas por la población local en sus campos utilizando métodos tradicionales sin el uso de fertilizantes químicos.
«Todas las hierbas provienen de la naturaleza pura, que es una manifestación de Dios. La generosa Madre Naturaleza nos ofrece sus riquezas en forma de plantas medicinales en la selva de Pahár», dice Jawahar Lal con reverencia en su voz. Estas palabras no son solo una metáfora poética, sino que expresan una profunda conexión espiritual con la naturaleza, que es la base de todo el enfoque ayurvédico.
El ritual del secado y la limpieza manual
Antes de utilizar cualquier hierba para su posterior procesamiento, Jawahar Lal y su equipo la extienden primero en la terraza de su planta de producción de hierbas para que se seque completamente al sol y no quede humedad. A continuación, las mujeres nepalíes limpian las hierbas a mano y las preparan para su uso en mezclas ayurvédicas. Su trabajo es extremadamente cuidadoso: extienden cada hierba en una bandeja de paja y eliminan manualmente las partes no deseadas de las plantas. Primero, una mujer limpia la hierba, luego pasa la bandeja a una segunda mujer para que la inspeccione y, a continuación, a una tercera mujer antes de que la hierba esté lista para mezclarse con otras hierbas. A continuación, se eliminan las impurezas finamente molidas lanzando ligeramente al aire todo el contenido de la bandeja, siguiendo la sabiduría ayurvédica: «lo que no pesa se va volando, lo que es valioso se conserva». Cada movimiento es, por tanto, un auténtico ritual.
«Estoy feliz de llevar nueve años trabajando aquí. Me gusta cómo compartimos nuestra producción, como si fuéramos una familia», dice Sangeeta Rajthala con una sonrisa. Sus palabras capturan el ambiente en el que se preparan los tés ayurvédicos.
Suresh Sah: un puente entre la tradición ayurvédica y la ciencia moderna
Su hijo, Suresh Sah, representa una nueva generación capaz de combinar la sabiduría milenaria tradicional de la medicina ayurvédica con los conocimientos de la ciencia moderna. Creció en un pequeño pueblo nepalí y, tras completar sus estudios en una escuela de habla inglesa, se trasladó a Benarés, en la India, una de las ciudades más antiguas del mundo, donde continuó sus estudios en la escuela secundaria. A continuación, comenzó a estudiar biotecnología en la Universidad de Pune.
Durante este periodo, conoció al Dr. Kam Dev Jha, creador de recetas de infusiones de hierbas. «Era un hombre muy sabio, un verdadero erudito. Tenía una gran perspicacia, por lo que sus recetas son tan eficaces y sencillas, lo que las hace fáciles de usar sin necesidad de receta médica», recuerda Suresh con respeto por el estimado médico del Hospital Ayurvédico Naradevi y antiguo asesor del Ministerio de Salud nepalí.
Al completar sus estudios en biotecnología, Suresh adquirió un buen conocimiento de todos los procesos que tienen lugar en el cuerpo humano, incluyendo microbiología, bioquímica y biotecnología vegetal. A continuación, comenzó a trabajar en una clínica ayurvédica en Pune para ampliar sus conocimientos y adquirir más experiencia en ayurveda. Aprendió muchas cosas, como la forma en que un médico ayurvédico realiza un diagnóstico, y se familiarizó con procedimientos y terapias que van más allá del conocimiento y la práctica de la medicina occidental convencional.
La experiencia del Dr. Kam Dev Jha, combinada con los conocimientos adquiridos durante sus estudios y su trabajo práctico en una clínica ayurvédica, le ha proporcionado una base sólida para comprender más profundamente el cuerpo humano y la medicina ayurvédica. Esto le permite preparar mezclas de hierbas eficaces que funcionan muy bien y combinan la sabiduría milenaria del ayurveda con los conocimientos científicos modernos. A pesar de sus conocimientos modernos, mantiene un enfoque muy cordial en su trabajo:
«Nuestra tarea más importante es, en primer lugar, asegurarnos de recolectar hierbas de la más alta calidad, principalmente en Nepal. A continuación, viene el proceso de limpieza. Lo hacemos de una forma muy natural y tradicional. Para ser sinceros, cuando preparamos los tés, no pensamos en fabricar un producto, sino que simplemente lo hacemos con la sensación de que estamos preparando la comida para toda la familia en la cocina. Por eso, nuestra producción de té está impregnada del amor de las personas que lo preparan», explica Suresh.
El largo viaje hasta tu taza
Una vez que las partes molidas de las hierbas individuales están listas, se mezclan según recetas preparadas. Las mezclas se vierten a mano en bolsas, que luego se colocan cuidadosamente en cajas de papel plegadas y se introducen en cajas de madera.
A continuación, comienza su largo viaje en camión desde Katmandú a Calcuta, y luego en barco alrededor de Sri Lanka, a través del Canal de Suez y el Estrecho de Gibraltar hasta el puerto de Hamburgo. Desde allí, solo hay una corta distancia en tren de mercancías hasta Praga.
Así que, la próxima vez que prepares una taza de té ayurvédico, recuerda todas las manos, corazones y almas que han participado en su elaboración. Cada sorbo contiene el auténtico poder de las montañas del Himalaya, el amor de las familias nepalíes y la sabiduría milenaria de la medicina ayurvédica.
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