Sistema musculoesquelético

El movimiento del cuerpo está garantizado por los huesos, las articulaciones, los músculos y también por el tejido adiposo que los nutre. Los huesos son el componente más duradero del cuerpo humano. Persisten durante siglos y contienen la información kármica de nuestras vidas.

Dolor de espalda y estrés psicológico

Los músculos garantizan una movilidad armoniosa, la coordinación muscular, la circulación de fluidos y la protección de los órganos corporales. Como resultado del estrés mental o de las emociones acumuladas de ansiedad, melancolía e ira, los músculos se vuelven tensos y rígidos, lo que es una causa común de dolor de espalda en la columna lumbar, torácica o cervical.

Los huesos (asthi) no sólo constituyen el aparato locomotor, sino que también tienen una función protectora y de sostén de órganos vitales como el cerebro, el corazón, los pulmones, etc. Su otro papel importante es la producción de glóbulos rojos en la médula ósea. La calidad de los huesos también está ligada al buen funcionamiento del colon y de la glándula tiroides, que regula el contenido de calcio en la sangre e influye en el equilibrio hormonal y el metabolismo del organismo. Un subproducto de la formación ósea son los dientes, las uñas y el cabello (pelo). 

Los músculos (mámsa) garantizan un movimiento armonioso, la coordinación muscular, la circulación de fluidos y un entorno protector para los órganos corporales. Constituyen casi la mitad del peso corporal y se forman principalmente a partir del aporte suficiente de proteínas de la dieta diaria. Como resultado de la tensión psicológica y el estrés o de las emociones acumuladas de miedo, tristeza o ira, el tejido muscular se tensa y se pone rígido, lo que es una causa común de dolor de espalda en la columna lumbar, torácica o cervical. Un tejido muscular desarrollado refuerza la estabilidad física y mental, una autoestima sana, la resistencia y el coraje. Un subproducto de este tejido es la piel, el cerumen y el sarro.

La grasa (méda) aporta al cuerpo energía, flexibilidad, sensibilidad, suavidad y sensación de seguridad. El tejido adiposo participa en la formación de estructuras celulares y es esencial para el funcionamiento saludable de los órganos del cuerpo, la nutrición de los huesos y los cartílagos. Proporciona lubricación a músculos, tendones, articulaciones, huesos, pelo, ojos, piel y heces. La grasa también es importante para la termorregulación del cuerpo. Los ligamentos, las inserciones musculares y el sudor son subproductos del tejido adiposo.

Las recomendaciones para elegir la actividad deportiva adecuada desde una perspectiva ayurvédica pueden encontrarse en el artículo Deporte & Ayurveda - practica deportes saludables según su constitución.

Sistema musculoesquelético

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